La hora del reparto - 1921

Intérpretes del Estreno (26/03/1921)
Teatro Apolo de Madrid
Rosario Leonis
          (Clara)            
 Srta. Montes
(Cándida)
Luisita Quirós
(Gloria)
Pilar Saturnini 
(Cardito)
Casimiro Ortas
(Petrolio)
Carlos Rufart
(Don Gabriel)
Juan Frontera
(José Miguel)
Barranco
(Padre Pajarito-Frasco)
Manuel Morales
(Joselón)
Sr. Fresno
(Señor Roque-Avefría)
Bayo
(Cascajo)
Carqués
(Alcolea)
Crónica del estreno
Apolo tuvo también su sábado de Gloria teatral. Un estreno que fue un éxito. Y del éxito queremos destacar la figura del músico. Jacinto Guerrero era un violinista de Apolo. Era uno más en la orquesta, en ese montón anónimo de profesores, uno de tantos artistas disciplinados y modestos que contribuyen al éxito del compositor, al éxito del director,sin que reciban nunca directamente el halago del público. Hasta esa colocación de las orquestas en un plano inferior parece que rebaja el nivel artístico del grupo de músicos. Pues bien; desde ese lugar modesto de la orquesta, Jacinto Guerrero sintió el legítimo anhelo de subir, y a fuerza de trabajo, de inspiración y de talento, logró ayer algo que debió ser para él de honda emoción: dirigir en la orquesta de Apolo una obra suya.

Jacinto Guerrero ha compuesto una partitura inspiradísima , para la zarzuela, de Muñoz Seca y Pérez Fernández, titulada "La hora del reparto". Casi todos los números se repitieron entre grandes aplausos. El número de los asilados es un poema musical de gran ternura; el coro bolchevique es un pasodoble gracioso, que pronto se hará popular, pues tiene brío y mucha alegría. El intermedio es de una gran poesía.
Por el éxito de la partitura y por las circunstancias que anoche rodeaban al maestro, es por lo que décimos que el éxito de Jacinto Guerrero fue lo más simpático de la jornada.
El libro de Muñoz Seca y Pérez Fernández es un acierto más de los tantas veces aplaudidos autores. Conocedores del campo andaluz, como lo acredita gran parte de su repertorio, han escrito con mucha gracia y atinada observación una caricatura del bolcheviquismo agrario, cuya doctrina la encierran en dos versos de un cantable, en el que dicen los pintorescos revolucionarios  "que lo tuyo ha de ser mío y lo mío tuyo no". 

Se aplaudieron algunos mutis, se aplaudieron algunos chistes, no se contentaba la gente con reir, y se aplaudieron los tres cuadros en que la obra se divide.

Rosario Leonís, cuyo nombre figura siempre en todos los éxitos de Apolo, fué la alegría de la  obra. Gracia, intención, donaire, cuantos matices soñaran los autores para el tipo, en Rosario Leonís les encontraron, que esta bella artista - cada día más bella y más artista - encuentra siempre el gesto y el tono preciso para decir.

Casimiro Ortas, en el gañán metido a bolchevique, compuso un tipo delicioso; fue el trazo gordo de la caricatura con que Muñoz Seca y Pérez Fernández, pusieron en ridículo a tantos pobres diablos metidos a predicadores.

Rufart, el correcto Rufart; Frontera, Barranco, Fresno, que tantos aspectos artísticos le atraen; Povedano Morales y- Cereceda contribuyeron al éxito de la obra, por lo que todos, autores e intérpretes, fueron llamados al final por los aplausos del publico . 

ABC - 27 de marzo de 1921
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