Intérpretes del Estreno (3/03/1943) |
María Espinalt | Pedro Castells | Anibal Vela |
María Luisa Gonzalo | Trini Avelli | Elías Sanjuán |
Crónica día del estreno |
TEATRO TÍVOLI Estreno en España: <<La ilustre moza>> Noche de gloria para la escena española. «La Ilustre moza», zarzuela en tres actos., de Luis Tejedor, Luis Muñoz Lorente y el maestro Federico Moreno Torroba, zarzuela cuyas primicias se ofrecían a los, barceloneses, cumpliendo así la promesa hecha por el compositor, venía a dar lustre al arte lírico nacional. Todo es en la nueva obra, de verdadera dignidad artística: ei libro, apartado por completo de lo vulgar y chabacano, y la música, escrita con las miras puestas en lo noble y elevado. Asi lo apreció ei público, que con sus espontáneos y fragorosos aplausos decretó ei gran éxito que la zarzuela alcanzó desde las primeras escenas. Inspirado en «La moza de cántaro», una de las comedias que cuenta entre las mejores de Lope de Vega, el libro de «La ilustre moza» conserva los valores característicos de la obra inspiradora y tiene además el mérito de proporcionar, no forzadamente, sino de lógica manera, las situaciones, aptas para que el músico dé rienda suelta a su vena de compositor. Los señores Tejedor y Muñoz Lorente han conservado el tono y el ambiente de la época, y han mantenido también, con innegable habilidad teatral, el interés de la trama primitiva. El acierto ha presidido también en la elección de procedimientos para la obtención de efectos de comicidad, todos ellos de la mejor ley. Y, en su labor de versificadores, los libretistas, sin remontarse a grandes alturas, se mueven en un plano de distinguido tono literario. De la partitura, ya indicamos más arriba que el maestro Moreno Torroba ha huido de estridencias llamativas y de notas de relumbrón con las que es fácil sugestionar a los oyentes. En la, música de «La ilustre moza» hay invención melódica, talento constructivo, inspiración, sentimiento y, sobre todo, sinceridad. A Moreno Torroba hay que elogiarle también por la maestría con que adapta ei carácter de su música al de la escena, sin incurrir en anacronismos temáticos, a los que tan propensos son no pocos de los compositores del día. Alabémosle asimismo por sus buceos en lo popular, de lo que son valiosas muestras las primeras y algunas otras escenas del acto inicial de la zarzuela. ¿Páginas que merecen ser subrayadas? Sí todas son fruto de una gran inteligencia y una gran inspiración, no es tarea llana particularizar valores. Destaquemos, sin embargo, la fluida canción con coro de <<la moza de cántaro>> ; un cuarteto de dos tiples tenor y bajo, de sugestiva línea melódica y en el que están magníficamente tratadas las voces y la orquesta; un septimino femenino de fina factura; un dúo de tiple y tenor, que alcanza gran expansión lírica; un dúo de tiples, en el que las frases fluyen inspiradísimas; las escenas finales del acto segundo, reciamente construidas y sabiamente modeladas; un aria de tenor, un movido terceto cómico y una sentida aria de bajo. Casi todos estos números fueron repetidos. En cuanto a la interpretación, basta decir que fue digna de la obra. María Espinalt, que de la ópera pasaba circunstancialmente a la zarzuela, triunfó rotundamente, no sólo como cantante de voz pura, ágil, extensa y diestramente manejada, sino también como actriz que sabe poner en la declamación los apropiados acentos. El tenor Pedro Castells cantó con buen gusto, ya que no con plétora de medios vocales, y el bajo Aníbal Vela fue rl rxcelente artista que también ha triunfado en la ópera. Excelentes María Luisa Gonzalo, tiple de todos los merecimientos; Trini Avellí, en su breve intervención; Elias Sanjuán, que representó con sin igual mesura el papel de Don Marcos, el tradicional figurón de la antigua comedia, y Manolo Hernández, tan buen actor cómo director de escena. Correctísimos los coros, asi como la orquesta, dirigida por el propio maestro Torraba. Las cuatro decoraciones de José Mestres Gabanes pueden reputarse como otras tantas obras maestras de la escenografía. Con un verdadero acierto de luz, color y perspectiva. Con justicia fue llamado a las tablas. En honor de autores e intérpretes se levantó numerosas veces la cortina después de cada uno de los actos de la zarzuela, y al concluir el espectáculo, el maestro Torroba y María Espinalt hubieron de pronunciar unas palabras de gratitud hacia el distinguidísimo público, que llenaba totalmente el teatro. U.F. ZANN. |
La Vanguardia, jueves 4 de marzo de 1943 |
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