Cuadros disolventes - 1896

Intérpretes del Estreno
Teatro Príncipe Alfonso de Madrid
Matilde Pretel
(El Buen Gusto)
Concepción Cubas
(La Novedad)
Sr, Lasantas
(Un Empresario)
Bonifacio Pinedo
(Maestro de escuela)
Royo
(Un alcalde)
Asensio
(Hijo de un boticario)
León
(Un valenciano)
Soriano
(Un aragonés)




Crónica del estreno (03/06/1896)
Por fin, después del aplazamiento á que obligó lo desapacible del tiempo, anoche comenzó su temporada la compañía de zarzuela que ha de actuar durante el verano en el cómodo teatro de los jardines de Recoletos. 

Perrin y Palacios, directores artísticos del coliseo, se habían encargado de hacer un apropósito para presentación de la compañía, y para cumplir su cometido pidieron su colaboración musical á Nieto, el maestro que no pocas veces contribuyó con sus alegres y juguetonas notas á los triunfos conseguidos por los dos laboriosos y simpáticos libretistas.

Cuadros disolvenes, que es como el apropósito se titula, fué, con efacto, el primer número del programa en la función inaugural y con su estreno comenzaron los unánimes y nutridos aplausos que toda la noche estuvo escuchando el buen cuadro comico-lírico que la empresa del Príncipe Alfonso ha sabido agrupar. 

La revista, pues no es otra cosa la producción estrenada, no solo llena su misión, sino que tiene la bastante visualidad y los sobrados accidentes para distraer, por más largo plazo del que tal vez los autores se propusieron, al público, que indudablemente ha de llenar muchas noches el teatro. 

Dentro de la escasa novedad que cabe en moldes ya tan gastados, Cuadros disolventes tienen escenas que producen excelente impresión y que se oyen con verdadero regocijo.

Entre éstas pueden citarse el cuadro en que se pasa revista al repertorio del llamado género chico y el de las revistas, que por cierto interpreta con mucho gracejo una verdadera trouppe infantil, que esboza con notable desenvoltura tipos tales como las ratas de La Gran Vía, las cigarreras De Madrid á París y los guardias de el año pasado por agua. 

El asalto á florete que,con una precisión digna do los mejores discípulos dé Broutin y Carbonell, sostienen en el último cuadro las tiples y lo más florido del coro femenino es también de brillante efecto.

Repetidos todos estos cuadros y la mayor parte de los números musicales, en que el maestro compositor ha hecho gala de una factura llena de primores y de frescura, las más de las veces sin otra pretensión que la de recordar los motivos de las obras que los autores del libro sacan á colación, éstos, Ni to y el pintor escenógrafo Muriel que ha pintado cuatro decoraciones, que ya le habían valido los honores del proscenio, salieron repetidas veces á escena después de decir sus nombres por las reiteradas y unánimes instancias del público.  

La obra, que ha sido puesta con tanto gusto como lujo, tuvo una buena interpretación, mereciendo en ella especial mención la Señorita Pretel y todas las tiples, la característica señora Sabater, el director de escena Pinedo y los actores Sres. León y Royo, que á juzgar por los aplausos con que ayer fueron acogidos, son dos excelentes adquisiciones hechas por la empresa.

El Imparcial - 4 de junio de 1896
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