Las mocitas del barrio - 1913

Intérpretes del Estreno (29/03/1913)
Teatro Lara de Madrid
Mercedes Pardo
(Milagros)
Leocadia Alba
(Señá Potamia)
Virginia Alberá
(Señá Rita)
María Luisa Moneró
(Pepilla)
Carmen Seco
(Sole)
Carmen Escudero
(Patro//La Verdulera)
Mercedes Latorre
(La Pili)
Carmen Herrero
(Cándida)
Eugenia Illescas
(Justa)
Salvador Mora
(Señor Juan)
José Isbert
(Señor Rufo)
Luis Manrique
(Luis)
Crónica del estreno
Casero y Larrubiera dieron al inolvidable Federico Chueca el libro de un sainete. El maestro puso manos á la obra ó comenzó la aplicación de números hechos ya y conservados en cartera, cuando la muerte puso término á los trabajos y á la regocijada inspiración musical del compositor. Ajustándose á la limitada labor de Chueca, modificaron él libro Casero y Larrubiera, y con la obra póstuma del músico presentaron el nuevo saínete al respetable público de Lara. Buena fué la jornada para los presentadores de los chulescos personajes que viven en <<Las mocitas del barrio>>, y en honor del muerto, autor de las chulaponas melodías, sonaron nutridísimas palmas, que habrán alegrado su espíritu, que de seguro reside ea la mansión donde están reunidos todos los músicos buenos que fueron.

Casero y Larrubiera han tenido la maña de hacer con un asunto pequeñito una obra, magnífica que consagra su ya prestigiosa firma de saineteros, llevándolos á un primer puesto entre los autores del género. Los padres de una mocita, zapateros remendones, mortifican despiadadamente, á los padres de otra muchacha que abandonó el hogar en pos de amorosas aventuras.  

Para desenlazar el saínete, la niña fugitiva vuelve á su casa, y la de los remendones zapateros huye... 

Esto es todo lo que ocurre en «Las mocitas del barrio», y es suficiente para que, apenas levantada la tela, comiencen en el público las estrepitosas carcajadas y sigan las risas hasta el desenlace, sin que la impresión de regocijo cese un instante, ni aun por virtud de algunas notitas sentimentales, que principalmente se agradecen porque dan un respiro para volver á la risa con más fuerza.

Nunca han mostrado más acierto Casero y Larrubiera en la pintura de personajes de la clase popular, en colocarlos en apropiado ambiente y en el derroche de chistes graciosísimos, hábilmente dichos, al extremo de que pudiera aplaudir vivamente y sin alarma el recatado público de Lara alguno aventuradillo, como el de los "calzoncillos",deslizado por La Alba con encantadora ingenuidad. 

Dicho queda que fué brillantísima la jornada para los saineteros y su obra estrenada ayer es de las que no mueren en una temporada.

Un preludio y unas seguidillas preceden al dúo, que para nosotros, por el carácter y la manera, hizo revivir la personalidad artística de Chueca.

En ese número aparece de nuevo el que supo hacer cantar a la pobre chica,á los tres ratas, á doscientos chulos que asoman en sus trabajos musicales y a otras tantas chisperas y gatas madríleñas que aman, pelean, se lamentan ydivierten en ritmos de schotis, con movimientos de habanera y en tiempo de vals, pues bueno es que sepan algunos que no han sido únicos los autores de modernas operetas danubianas para arrancar aplausos con valses.

Las alegres notas de Chueca se escucharon con gran interés y alguna emoción sentida por muchos que estaban en el teatro y fueron amigos del buenísimo Federico Chueca.

El dúo se repitió entre grandes salvas de aplausos.

Por la ejecución nunca se habrán podido hacer con más razón elogios entusiastas de todos los de Lara que formaban el reparto.

Prodigiosa la Alba; admirable Merceditas Pardo en su papel difícil, que hasta á prueba la pone como cantatriz, y muy bien la Sra. Alverá, las señoritas Moneró, Seco y Escudero y los señores Manrique, que al talento de actor suma desde ayer los méritos de cantante estimable y afinado; Mora é Isbert.

Al terminar la representación de «Las mocitas del barrio» fueron llamados por el aplauso de todos los libretistas. Casero y Larrubiera. Al levantarse el telón apareció un busto de Chueca, de gran tamaño y pequeño valor escultórico, y los maestros Emilio Serrano y Nieto, en representación del Círculo de Bellas Artes, que ha tenido plausible iniciativa, pusieron al pie de la columna una lujosa corona, como homenaje al talento y recuerdo piadoso del llorado músico Chueca.

Muertos y vivos triunfaron anoche en la bombonera de D. Cándido, y de seguir con tan buena fortuna la Empresa, yo no dudo que Lara acabará por tener algún caudal, por reunir lo suficiente para que podamos decir que es hombre de posición acomodada... que yo para mí quisiera... Amén. 

S.A.
Heraldo de Madrid - 30 de marzo de 1913
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