Los Calabreses - Crónica del estreno

 Novedades teatrales

TEATRO APOLO: " Los Calabreses  "

El dios Apolo derrama actualmente sus más altas gracias sobre el maestro Luna  con la condición precisa de que en el otoño le ofrenda la partitura por él inspirada en el teatro consagrado en los madriles a su divinidad.  Por esta razón  al éxito de "El Asombro de Damasco", sucedió doce meses después el de "el niño judío" y hoy tenemos que consignar el de "los Calabreses" 

La partitura de la nueva zarzuela responde en un todo al itemperamento y a la justa fama del maestro Luna, y es uma de sus más brillantes páginas. 

En el primer acto, especialmente, hay números de gran inspiración traducida en una melodía clara y fácil,  a la manera de la balada de «Molinos de viento» y del dúo de "EI asombro de Damasco", llamados a alcanzar idéntica popularidad.

 Una serenata, cuyo motivo se inicida primeramente en tono burlesco y que desarrolla después el barítono con esa forma ligeramente romántica  tan característica en Pablo Luna , hizo estallar en aplausos y aclamaciones al público, y el oompositor salió a1 escenario de la mano de su feliz intérprete, Emilio Sagi Barba.

 El deseo tal vez de encontrar en el segundo acto números de mayor relieve aun que en el primero, hizo que los espectadores acogiesen las indudables bellezas de esta parte con menos entusiasmo, pero si bien el éxito no aumentó, tampoco disminuyó; justo es hacerlo constar. 

La canción de Resina, cantada con todo el arte y picardía de que es dueña la sin par Rosario Leonís, no desmerece en nada comparada con la serenata y el dúo del primer acto.

 La fábula qne ha servido para tramar las escenas de "Los calabreses" hace  ya muchos años, que andaba en labios del Sr. Jackson Veyán, que ahora la ha utilizado en colaboración del Sr. González del Castillo. 

Tiene el asunto de "Los calabreses" las condiciones indispensables para la zarzuela: ambiente pintoresco, interés y situaciones líricas en abundancia. El autor veterano y el jotven han sabido completarse, y si desmayaron algo— caígales el tanto de culpa que les corresponde— fué en el segundo acto.

Al gran éxito de "los calabreses" contribuyeron los intérpretes con extraordiaria elegancia. Las señoritas Leonís y Barona, tanto en la parte lírica como en la recitada, estuvieron admirables, y no hay que decir que guapísimas.

Sagi-Barba , matizó su participación, la más importante, con mucho gusto, e hizo derroche de su privilegiada voz.

Muy gracioso y oportuno, Galerón, que en la repertición de la serenata ,arrancó un aplauso, imitando las modulaciones  de Sagi-Barba y mantuvo el regocijo a través de toda la obra.

 Meana y Rufart dieron mucha vida a sus respectivos tipos. 

Al final de ambos actos, Luna, González del Castillo y sus intérpretes  saludaron muchas veces al  palco escénico.

El Imparcial - 20 de octubre de 1918

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